El fútbol juega fuera de casa en la nueva exposición organizada por el Museo de Arte del condado de Los Ángeles (LACMA) que abre sus puertas mañana domingo con una propuesta que se desmarca de tópicos deportivos para reflexionar sobre la sociedad que rinde culto al balón.
Desde la euforia de las masas en los estadios hasta la soledad del líder personificada en el francés Zinedine Zidane, la muestra explora el drama, el existencialismo, el surrealismo, y la huella cultural del fútbol, una pasión transfronteriza que une tanto como divide.
LACMA alineó a más de 30 artistas para dar forma a “Fútbol: The Beautiful Game”, evento que nace para abrir boca en el año del Mundial de Brasil, un país que protagoniza gran parte de las obras donde hay referencia también a México, España, Colombia, Inglaterra e Italia, entre otros.
“Al tiempo que celebramos el juego estamos tratando de plantear otras cuestiones“, explicó el comisario de la exposición, Franklin Sirmans, que guió a Efe en la visita que comienza con una reproducción a escala del campo de Maracaná creada por Nelson Leirner en 2003.
La pieza invita al espectador a los prolegómenos de un encuentro imposible entre un equipo de Hulks y otro de Power Rangers, con el graderío lleno hasta la bandera.
“Hay extraterrestres, humanos, juguetes…”, enumeró Sirmans para quien esa instalación es una representación de la diversidad que existe en torno al fútbol.
A lo largo de la muestra hay numerosas referencias a los pies, como actores principales de este deporte, y del balón, como el objeto deseado, pero es la relación entre lo que ocurre dentro y fuera del campo la que marca esta cita artística que tiene como sonido ambiental los cánticos de la hinchada brasileña que emanan del vídeo montaje de Stephen Dean, “Volta” (2002-2003).
No faltan las referencias a la violencia ni homenajes al teatro del futbolista sobre la hierba. Tres monitores proyectan una y otra vez secuencias de los jugadores tirándose de forma exagerada sobre el terreno, con poses fingidas de dolor.
Esa misma idea recoge un lienzo que retrata al barcelonista Sergio Busquets postrado con las manos tapándole la cara o una serie de tres fotografías en las que unos modelos vestidos con la indumentaria de la selección italiana posan imitando a la Piedad de Miguel Ángel.
“Italia, como metáfora nacional del drama”, apuntó no sin sorna Sirmans, neoyorquino seguidor del Tottenham y con el corazón divido entre el Inter de Milán y el AC Milán.
Surrealista resulta un futbolín (metegol) para jugar en solitario a través de un sistema de engranajes y cadenas que permiten mover todos los jugadores al mismo tiempo, un diseño artístico que resulta impracticable pero le sirve a Sirmans para poner sobre la mesa la necesidad de trabajar en equipo para que las cosas funcionen.
También inverosímil aunque apasionado es el montaje de Miguel Calderón, artista mexicano que creó a base de edición de imágenes reales un partido entre México y Brasil donde los norteamericanos baten a los sudamericanos por 17 goles a cero.
El choque de ficción se puede ver y oír íntegro en la exposición que estará abierta al público hasta el 20 de julio.
Otro de los pilares de “Fútbol: The Beautiful Game” es la exaltación del héroe personificado en la figura de Pelé a través de un retrato de Andy Warhol, otro de Samuel Eto’o de Kehinde Wiley o el tributo al mito en la obra dedicada al futbolista colombiano Andrés Escobar, asesinado tras un autogol en el Mundial de EE.UU.
La última sala está dedicada a Zidane, líder del Real Madrid y la selección francesa que ganó el Mundial de 1998, a quien Philippe Parreno y Douglas Gordon siguieron con 17 cámaras de vídeo durante un partido de liga en el Santiago Bernabéu para capturar cada gesto del admirado centrocampista.
Sirmans confía tanto en que la exposición lleve a los aficionados al fútbol hasta el museo como en que enseñe algo sobre este deporte a la comunidad del arte.
“Albert Camus, el gran filósofo, dijo que algunas de las cosas más importantes de la vida (moralidad y obligaciones) se las debía al fútbol y no a otros filósofos ni políticos”, recordó el comisario.
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