Opositores al gobierno egipcio se reunieron este viernes para una nueva ronda de manifestaciones masivas, poco convencidos de la defensa que el presidente Mohamed Morsi hizo de sus recientes acciones polémicas.
Multitudes comenzaron a llenar la plaza Tahrir de El Cairo este mediodía, pero lo hicieron con tranquilidad, a diferencia de la noche anterior.
Miles de personas también asistieron a los funerales en la mezquita de al Azhar para las personas que perdieron la vida en el último episodio de violencia afuera del palacio presidencial, según imágenes mostradas por la televisora estatal Nilo TV.
En declaraciones este jueves por la noche, Morsi se negó a retirar un decreto controversial o a posponer el próximo referéndum constitucional. Afirmó que respeta la oposición pacífica a sus decisiones, pero que la violencia no quedará impune.
Dirigiéndose a "los que se oponen a mí" y a sus aliados, el presidente condenó a los involucrados en los enfrentamientos, refiriéndose específicamente a quienes portan armas y están respaldados por miembros del "corrupto exrégimen".
"(Ellos) no escaparán al castigo", dijo Morsi en un discurso televisado.
Pero la amenaza de Morsi no solo no apaciguó a los manifestantes en las calles, los enfureció más. Los activistas coreaban "¡vete! ¡vete! ¡vete!" mientras el presidente hablaba.
Minutos después de que terminó el discurso, la sede de la Hermandad Musulmana en El Cairo estaba "en llamas", informó la televisión estatal, citando a testigos. El grupo islámico afirmó en su sitio web y en Twitter que el edificio había sido objeto de "un ataque terrorista", tras ser rodeado por cientos de personas.
Se prevén más protestas a medida que avance el día. El Frente de Salvación Nacional, que agrupa a organizaciones opositoras, convocó a grandes manifestaciones en contra de un gobierno que, afirma, "ha perdido legitimidad", informó el diario semioficial Al-Ahram.
La llamada a la acción —y a permanecer en la plaza Tahrir— sugiere que los activistas no están intimidados por las amenazas de Morsi y los integrantes de la Hermandad Musulmana, el grupo islámico vinculado al presidente. Aunque la facción política estuvo prohibida por el presidente Hosni Mubarak, ahora es una fuerza política dominante en Egipto.
En Twitter, la Hermandad afirmó que la oposición es "plenamente responsable de la escalada de la violencia y de incitar a sus seguidores".
Adel Said, portavoz del recién nombrado fiscal general de Egipto, dijo este viernes por la mañana que Hamdeen Sabahi, Mohamed ElBaradei y Amr Moussa están siendo investigados por la presunta "conspiración para derrocar" al gobierno.
Los tres son conocidos internacionalmente —ElBaradei es un premio Nobel de la Paz y Moussa un exjefe de la Liga Árabe— y ahora están siendo investigados por su papel opositor contra Morsi, quien derrotó a los tres en la elección presidencial de este año.
Quienes han participado en las protestas dicen que las escenas son similares a las de la sublevación de 2011 que condujo a la salida de Mubarak. Esta vez, dicen, la disidencia está siendo aplastada por partidarios de Morsi en el gobierno y en la calle.
En concreto, se refirieron a hombres armados con cuchillos y piedras que persiguen a activistas, partidarios presidenciales que les han mostrado su menosprecio y la presión de diversos sectores para que se vayan a casa.
El edicto del pasado 22 de noviembre, en el que Morsi dio inmunidad judicial a sus decisiones, así como un proyecto de Constitución que será sometido a un referéndum la próxima semana, desató la última ola de disturbios.
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