Un acto horrendo llevó a un niño a una sala de operaciones en el Centro Infantil Johns Hopkins, en Washington DC, luego de que una pandilla en las calles de Dhaka, Bangladesh, le cortó una parte del pene y el testículo derecho cuando la víctima tenía siete años.
“Es una de las heridas no relacionadas con la guerra más graves que he visto en un ser humano”, dijo a CNN el médico John Gearhart.
El urólogo pediatra Gearhart lidera un equipo de cirujanos que donó su tiempo para reconstruir el pene del niño. Los otros médicos miembros son el cirujano plástico pediatra Richard Redett y el cirujano de trauma pediatra Dylan Stewart.
Los urólogos en Bangladesh hicieron lo posible para preservar la uretra del niño, el tubo que conecta a la vejiga con la punta del pene, para que pudiera orinar de pie. Pero las tomografías en Johns Hopkins mostraron muy poco tejido peniano alrededor de su herida.
Los médicos planearon reconstruir con cirugía la forma del pene con ayuda de un microscopio, utilizando tejido del antebrazo del niño, entre su codo y su muñeca.
Todos tienen dos arterias principales que desembocan en la mano, explicó Redett. “Puedes tomar una de esas arterias con un pedazo grande de piel y grasa y moldearlo con la forma de un pene”.
La cirugía tomaría entre ocho y 10 horas, estimó Redett.
El 16 de agosto, más de un año después del ataque, los cirujanos abrieron un área sobre el escroto del niño para ver si había algún tejido peniano utilizable. Ahí descubrieron que una parte del órgano se había contraído hacia adentro del cuerpo después de la amputación.
“El cuerpo sana por contracción”, dijo Redett después de la cirugía. “Así que una herida en cualquier lugar de tu cuerpo va a sanar contrayéndose y haciéndose más pequeña”.
Eso significaba que los cirujanos podían sacar lo que quedaba del pene del niño y utilizarlo para reconstruir el órgano después de retirar todo el tejido cicatricial.
Para hacerlo posible, Redett utilizó piel del muslo del niño para el cuerpo del pene y tejido del revestimiento de sus mejillas para reconstruir el glande.
El pene del niño crecerá a un ritmo promedio. “Y aún mejor que verse normal, tendrá una función completamente normal”, dijo Redett después de la cirugía.
Si hubieran utilizado tejido del antebrazo del niño, los cirujanos habrían podido reconstruir la forma, pero eso no permitiría que el pene se pusiera erecto.
“[En el futuro] sus hormonas sexuales masculinas serían normales, así que tendría los impulsos y deseos sexuales que cualquier otro joven tendría, pero obviamente no podría desempeñarse [sexualmente]”, dijo Gearhart. “Y eso sería una discapacidad terrible para este niño conforme se volviera un hombre joven”.
Con el uso del órgano restante que se había contraído en el interior de su cuerpo, el equipo pudo salvar algo de tejido eréctil. Gearhart dijo que eso significa que el niño no necesitará un implante posteriormente para tener una vida sexual normal y poder tener hijos.
Lo que más preocupaba a Gearhart era coser los pequeños vasos sanguíneos del cuerpo, ya que un descuido podría causar sangrado innecesario. Pero la cirugía se desarrolló sin contratiempos, informó el equipo. Lo monitorearon atentamente después para prevenir infecciones. En menos de una semana, el niño estaba con su padre, recuperándose en una casa cercana al hospital.
La cirugía de reconstrucción del pene es más comúnmente realizada después de un trauma, explicó el cirujano plástico Anthony Youn, quien no estuvo involucrado en el caso del niño. Pero también se realiza después de que el órgano es extraído para el tratamiento del cáncer, gangrena en el área genital, quemaduras severas o fascitis necrotizante, una infección bacteriana que come carne. Una cirugía similar se realiza para reasignación de género.
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