viernes, 30 de noviembre de 2012

Cómo el fútbol inglés ha generado dinero con las apuestas en línea



 Cuando comencé a jugar por primera vez, era simplemente demasiado joven e ingenuo para darme cuenta de lo que pasaba.
Solo pensaba que el defensor lateral que recortaba el balón por la línea y lo sacaba era una basura, y que no había forma de ayudarlo. Solo años después descubrí qué sucedía.
Las apuestas “en el juego” eran algo relativamente nuevo en esos días. Internet comenzaba a despegar y los algoritmos utilizados para detectar las apuestas fraudulentas no eran tan sofisticados como ahora. Déjame darte una indicación de cuán fácil era manipular el sistema en ese entonces…
Digamos que eres el capitán del equipo. Al comienzo de cada juego, estás involucrado en el volado de una moneda para determinar cuál equipo tira primero y hacia qué portería pateará. Ninguno quiere ganar para tener el primer tiro; un equipo visitante solo quiere escoger hacia qué portería tirar, para que el local no tenga la ventaja de hacerlo hacia dónde están sus aficionados en la segunda mitad.
Así que, sabemos que ningún equipo está interesado en ganar el volado para obtener la primera patada. Ahora, imagina qué pasaría si, como capitán, fueras a cada uno de esos volados con la sola intención de asegurarte de que tu equipo obtenga la primera patada. Podrías, en teoría, patear primero cada vez y, si eso ocurre, se vuelve ridículamente fácil apostar qué equipo ganará el primer saque.
Quiero dejar dicho que no tuve nada que ver con esto.
Como decía, era un hombre joven que apenas si podía encontrar mi camino hacia el campo de entrenamiento. También tenía aspiraciones de jugar en el nivel más alto, así que cualquier cosa que pareciera remotamente “dudosa” no era para mí.
Aún así, regularmente los saques que comenzaban un juego llevaban a que el defensa lateral jugara el balón y lo sacara. No tengo idea de cuánto dinero se ganó, pero probablemente habría sido el equivalente al salario semanal completo de un jugador.
No le tomó mucho tiempo a los corredores de apuestas darse cuenta y, en esos días, los niveles de detección eran tan aterradores como efectivos. En la investigación que hice para este artículo, consulté a un amigo mío que trabaja para un sitio líder en apuestas en línea para ver qué medidas han sido colocadas desde los primeros días.
Resulta que no tienen nada específico para rastrear patrones irregulares de apuestas, sino que, en su lugar, dependen de una combinación de herramientas que ayudan a sus “comerciantes de operaciones” a decidir si una apuesta es fraudulenta o no.
La herramienta principal es reconocer a los clientes repetidos y sus patrones de apuestas.
Hay reportes que muestran que los clientes repetitivamente apuestan el mismo resultado; ganar, empatar, perder, etc. Estos clientes son divididos en “grupos de responsabilidad” que son monitoreados de cerca para que cualquier patrón de apuestas que cambie sea inmediatamente interceptado por el sistema.
Los comerciantes de operaciones monitorean estos comportamientos a través de “alertas en vivo” establecidas para detectar apuestas irregulares en tiempo real.
Los comerciantes buscan cambios bruscos en las apuestas y en selecciones particulares.
Una señal reveladora de que una apuesta puede tener connotaciones siniestras es cuando un usuario coloca la cantidad máxima permitida en una apuesta. De nuevo, todo esto es expuesto a través de alertas y reportes en tiempo real.
Casi todos los corredores de apuestas en línea extienden las capacidades de estos reportes y alertas para hacer que su software y, por extensión sus operadores, sean más “inteligentes”.
Pero no es porque sean víctimas de un aumento en el número de estafas en las apuestas, es porque sus usuarios se multiplican a un ritmo alarmante.
Las apuestas han sido un gran negocio desde hace mucho tiempo y, en estos tiempos de austeridad y dificultades económicas, no es una sorpresa que muchas personas de nuevo acudan a los vicios que les dan un poco de placer con el mínimo de costo.
Sin embargo, como con todos los vicios, habrá aquellos que no puedan reconocer y controlar los peligros.
Hay un apostador en todos nosotros, te guste o no.
Muy a menudo, la apuesta más grande en la vida viene en el ambiente de trabajo; decidir cuándo apegarte y cuándo no, cuándo percatarte de que nuestra propia satisfacción no está determinada por las cosas materiales con las que nos rodeamos sino de las cosas que el dinero no puede comprar, como la familia.
Sin embargo, a veces, como conmigo, la madera está cubierta por los árboles y lo que parece ser el movimiento correcto en la carrera termina teniendo consecuencias terribles para las personas que más amas.
Mi apuesta más grande fue mudar a mi familia a cientos de kilómetros de su red de apoyo y, casi sin ninguna advertencia, sumirlos en un ambiente totalmente ajeno.
El impacto que esa decisión tuvo en nosotros como familia fue inmediato y sólo se resolvió unos años después, tras un esfuerzo gigantesco de nuestra parte para encaminar todo a donde estaba.
Aposté todas las cosas buenas que tenía en mi vida por un poco más de las cosas por las que siempre me habían enseñado a luchar pero que, en realidad, eran las que menos importaban. No hay ningún premio en la tierra que haga valiosa esa apuesta, especialmente en el fútbol.

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