viernes, 30 de noviembre de 2012

Es su nuevo desafío


BUENOS AIRES -- Jamás olvidará lo que vivió en 2012. Es cierto que no fue su año más exitoso, ni por títulos de Grand Slam ni por coronas en general, pero a los 31 disfruta Roger Federer de un presente feliz, porque sigue triturando récords y escribiendo más páginas de gloria. Y ahora, con inteligencia y gran sentido de la lógica, el genio suizo salió a pedir por superficies más rápidas en el circuito, consciente de que, con el paso del tiempo, necesita jugar puntos más cortos, definirlos más rápido y evitar así un mayor desgaste físico.
Con el calendario ATP finalizado, millones de fanáticos del tenis y en especial los de Federer se plantean qué será de sus próximos pasos. Muchísima gente festejó sus magistrales hazañas de esta temporada, como haber estirado su récord a 17 copas de Grand Slam, empatado la marca de 7 títulos en Wimbledon, alcanzado las 302 semanas como Nº 1 del mundo y logrado 76 títulos, y en este momento el foco está puesto en si podrá mantener un gran nivel y seguir concretando proezas aún más grandes.
Este año fue el de su "revival", ya que rindió casi impecable hasta agosto. Es más: jugó 16 torneos entre Basilea 2011 y Cincinnati 2012 y en 15 no bajó de las semifinales, con 9 títulos y 2 finales. Si bien triunfó en la polémica y más veloz arcilla azul de Madrid, el resto de sus festejos fueron en cemento, al aire libre y bajo techo, y en el césped de Wimbledon. Es sabido que las canchas rápidas son sus aliadas y, de hecho, cortó su peor sequía en los 'Majors', de dos años y medio, ganando justo en La Catedral, en el patio de su casa.
Su propuesta agresiva y ofensiva, no de tantas subidas a la red, como pasó con colegas de décadas pasadas, y muy bien amoldada a los tiempos modernos, lo transformó en el mejor jugador de la historia, según la opinión de la mayoría. Insaciable y con una mentalidad tan ganadora, Federer sabe muy bien que para poder mantenerse en la elite y estar en la pelea por los principales trofeos debe buscar disputar puntos más cortos y no entrar en extensos "rallys". Comprende que las defensas vienen superando a los ataques y entonces ya no le convienen los largos intercambios desde el fondo, donde además sus adversarios le insisten sobre el revés y con la mayor altura posible.
Este próximo objetivo que se traza el suizo tiene directa relación con varios pasajes que se le vieron en la reciente Copa Masters de Londres. Sin ir más lejos, trató de abreviar el trámite en distintos momentos de la final que perdió con Novak Djokovic al jugar "approaches", ya sea profundos, abiertos o bien con un pronunciado slice para buscar definir en la red. El serbio, quien finalmente superó al suizo y cerró 2012 en la cima de la ATP, es el fiel reflejo actual de una altísima regularidad desde la base, como ocurrió en varias ocasiones con el español Rafael Nadal.
Apoyado siempre en su "mix" letal de saque y derecha, es Federer el espejo en el que se miran muchísimos niños desde que se hizo conocido y es, inclusive, el ídolo de varios rivales del presente, como el caso de Juan Martín del Potro. Justamente, el argentino le arruinó la fiesta que había armada en Basilea, en la antesala del Masters, donde el helvético no pudo retener la corona al ceder por muy escaso margen en una emotiva definición. Allí también padeció la velocidad de los disparos del sudamericano, más potente pero menos consistente que el rey Djokovic.
Por eso, si bien a Federer le fue bárbaro en esta temporada y consiguió títulos y récords como en sus años dorados, cuando era casi imbatible -entre 2004 y 2007-, la tiene clara y es consciente de que debe pugnar por una propuesta más agresiva. Por eso salió a decir que con superficies más rápidas el tenis sería mejor, sosteniendo que en la última década lo que más se mejoró fue el rubro defensivo y no el ataque. Hoy, los intercambios desde el fondo, con 20 o más golpes, son comunes aún en canchas duras, y los tiros que solían ser claros ganadores se devuelven y los partidos duran cada vez más.
Federer dijo que había una forma fácil de recompensar a los que asumen riesgos y esa era la de acelerar los pisos. Ya lejos en el tiempo, los notables sacadores y voleadores naturales, como el estadounidense Pete Sampras, el alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg, deleitaron con un juego más directo, que habitualmente se decidía con escasos golpes. Aún más atrás, ni hablar de las sutilezas del estadounidense John McEnroe. Está claro que hay seguidores para todos los gustos y en todas las épocas, pero al suizo le conviene acercarse más a lo hecho por los citados ex colegas.
Roger Federer
Getty ImagesCambió el calendario 2013 y jugará menos torneos
En este tramo de su excelente carrera, si bien es exigente el hecho de arriesgar y subir a la red seguido, es mejor esa opción que la de quedarse a "pasar bolas" contra estupendos contragolpeadores cada vez más agresivos desde la base, como Djokovic, Nadal y un Andy Murray que ya ganó su primer Grand Slam y derrotó a Federer en la lucha por el oro olímpico. Decididamente, el escocés entró en la lucha grande y es un rival que suele darle fuertes dolores de cabeza al suizo y también a los otros integrantes de la elite mundial.
"Con las pistas más rápidas, es más difícil defender. Entonces el estilo de ataque es más importante", afirmó Federer después del Masters. La paridad de velocidad entre las superficies equilibra todo en el tenis moderno. Y el helvético dio su impresión: "Sólo en este tipo de canchas lentas se puede defender del modo en el que lo hacemos todos ahora. Es emocionante, pero sin lugar a dudas, es duro. Lo que no quiere uno es realizar 15 golpes fantásticos y que, al final, acabe en un error".
Dueño de un perfil bajo y un respeto que lo hacen aún más grande, más allá de todo lo que genera por su calidad y sus triunfos, Federer asegura que canchas más rápidas beneficiarían a este deporte. "Creo que ayudaría a los jugadores a aprender estilos diferentes, darnos cuenta de que subir a la red es algo bueno, no algo malo. He jugado en todas las velocidades y la variedad estaría bien, algo realmente lento y luego algo rápido, en vez de tratar de hacer casi todo igual. Así proteges a los mejor clasificados, porque así hay más opciones de que estén en las semifinales. ¿Pero debería ser ese el objetivo? No estoy seguro", expresó.
Para alguien como Federer, con tanta facilidad para moverse y atacar, son ideales superficies más rápidas aunque seguramente tendrá que seguir disputando cada torneo en el mismo piso. Una gran definición sobre su estilo y su presente la dio Becker hace escasos días. "Federer sigue ganando tanto a los 31 años porque desarrolló una buena técnica: puede jugar desde el fondo y, cuando tiene que hacerlo, subir a la red más seguido que otros jugadores. No creo que Nadal o Djokovic hubieran sido tan exitosos en la era del saque y la volea, pero Federer sí hubiera podido".
Por su capacidad para leer el juego, su inteligencia para resolver y su viveza para saber cambiar y sorprender seguido al adversario de turno, Federer siempre recibe elogios. Hace ya cinco años, el histórico australiano Rod Laver, único ganador dos veces del Grand Slam completo, fue muy claro al hablar del suizo: "Muchos juegan muy atrás y pegan golpes duros. Pero Roger parece moverse muy bien sobre la línea de fondo y, en el momento que su rival comete un error, él pasa a dominarlo porque tiene una gran visión de la cancha y no permite que pueda recuperarse. Creo que su cobertura de la cancha es inusual y muy agresiva. Nunca parece estar fuera de posición".
En aquel memorable 2007 de Federer, recibió más "flores" de Laver: "La edad no es un factor importante en un jugador como él. Podría tener 31 o 32 años y seguir ganando torneos si el deseo se mantiene vivo. Hay demasiado talento en ese cuerpo". Y vaya si Laver entiende de esto: no se equivocó en nada. Con 31 años cumplidos en agosto, el suizo ahora optó por ir a sólo 14 torneos en 2013 y, si entra a la Copa Masters, jugará 15, siendo su menor cifra (como en 2005 y 2009). Llamó la atención que se bajara de Miami y Basilea, pero está claro que apunta a regular bien sus energías.
Este año, Federer ganó 6 títulos de ATP, marca que no alcanzaba desde 2007, cuando logró 8, incluyendo un Grand Slam y tres Masters 1000. Además, se dio el lujo de terminar 9 años entre los dos mejores, superando al estadounidense Jimmy Connors. Indudablemente, por edad, no le resultará sencillo luchar contra rivales cada vez más combativos y exigentes, aunque tiene mano y variantes de sobra. Dependerá de él si puede frenarlos acortando más los puntos y siendo más punzante con sus disparos. El desafío está planteado.

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