A principios de los ’60 la televisión cambió el eje de la comunicación política. Figuras como John F. Kennedy aprovecharon el potencial de la pantalla para seducir a los electores. Esto significó una auténtica revolución: los dirigentes podían hablarle de forma directa a la audiencia, mirar a los ciudadanos a los ojos y mostrar lo que tenían para ofrecer.
Hoy, 50 años después, estamos viviendo una nueva revolución que es aún más fuerte que la anterior: el ingreso de las redes sociales en el mundo político implica no sólo una comunicación más directa por parte de las figuras públicas. Supone además un auténtico giro copernicano que cambia el eje de la interacción: ahora cualquier ciudadano puede participar activamente con su opinión en el discurso público.
El primero en entender esto fue Obama: su campaña de 2008 fue el primer ejemplo de cómo aprovechar las redes sociales para posicionar públicamente a un candidato. En 2012 no se quedó atrás: el histórico tweet de su victoria fue el más retwitteado de todos los tiempos. Ahora lanzó una nueva apuesta que refuerza aún más el uso de las redes sociales como herramientas de comunicación y participación: #My2K. La iniciativa impulsa a los norteamericanos a utilizar el hashtag para manifestarse en las redes sociales en contra de una posible suba en los impuestos para la clase media.
En un reciente discurso televisivo, Obama llamó públicamente a los estadounidenses a escribirles a los congresistas a través de Facebook y Twitter, para explicarles cómo impactaría en su economía tener que pagar 2.200 dólares extras en impuestos anualmente (se estima que este es el promedio que deberá pagar una familia tipo americana en caso de que los impuestos suban). En apenas 24 horas, #My2k obtuvo más de 135 mil menciones en Twitter y se convirtió en Trending Topic en los Estados Unidos.
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